Este cuento nos llega desde Canada.
En ese inmenso país del norte de las Américas, tierras frías con enormes bosques, viven los indios Wabanaki.
Al pueblo Wabanaki lo venía a visitar todos los años Glooskap en un trineo tirado por enormes perros y en su visita escuchaba las peticiones de los niños, luego como Glooskap era poderoso, el más poderoso de todos, hacía realidad los deseos de los niños Wabanaki.
Glooskap era bueno, muy bueno, creaba, hacía brotar la vida y amaba al pueblo Wabanaki, sin embargo también existía Viento-Lobo.
Viento-Lobo vívia en el norte y era destructor, arrasaba todo lo que encontraba a su paso, árboles, animales, flores, hierba, todo quedaba desolado cuando Viento-Lobo pasaba.
Según cuentan las historias Wabanaki, hace muchísimos años, sucedió que Viento-Lobo despertó enfadadísimo.
Salió muy enojado y aullaba fuerte gritando: destuiré todo a mi paso, nada se salvará, todo aquello que se cruce en mi camino será aniquilado.
Los animales huyeron a su paso, pero los árboles, las matas, las flores, la hierba, fueron presa de su ira.
El pueblo Wabanaki ajeno a todo aquello estaba pescando.
Los hombres y mujeres habían salido con sus canoas a pescar con la idea de secar lo que pescaran y así tener alimentos para el frío invierno que ya se acercaba.
Habían dejado a sus hijos jugando en la orilla mientras ellos pescaban.
En eso vino Viento-Lobo, y al ver a los hombres y mujeres Wabanaki pescando arremetió contra ellos.
Su furia fue tremenda, arremolinó las aguas, hizo tambalear las canoas y sumergió en las profundidades a los hombres y mujeres.
Los niños desde la orilla vieron con estupor y miedo lo que Viento-Lobo había hecho.
Viento-Lobo al ver la desolación que había causado rió satisfecho y en eso se percató de que en el orilla los niños lo observaban, lleno de rabia se dirigió hacia la orilla.
Los niños al ver que Viento-Lobo venía a por ellos, corrieron hacia el bosque y encontrando una enorme cueva, se encerraron en ella y taparon la entrada con una enorme roca para impedir que Viento-Lobo los pudiese atrapar.
Viento-Lobo muy enojado al ver que los niños se le escapaban aceleró su carrera y los vio esconderse en la cueva.
No podéis escapar de mi, chilló, os tengo atrapados, seréis míos, dijo posándose frente a la entrada de la cueva.
Los niños guardaron silencio.
Viento-Lobo sopló, sopló y resopló una y otra vez contra la roca que taponaba la entrada, pero no la pudo mover ni un poquito.
Volvió a soplar furioso, pero llegó el momento en que ya no tenía fuerzas y lleno de rabia se alejó de allí prometiendo volver.
Los niños Wabanaki esperaron un tiempo y cuando salieron comprobaron lo desolado que había dejado Viento-Lobo el paisaje.
Acudieron a la orilla para buscar a sus padres pero no encontraron a uno solo de ellos.
Tristes por lo sucedido se fueron a la profundidad del bosque en que los grandes árboles, con fuertes troncos y gruesas ramas los acogieron y cuidaron de ellos.
Pasado un tiempo Viento-Lobo se recordó de los niños Wabanaki que se habían escapado de su furia.
Regresó entonces a cumplir su malvada promesa, pero al llegar a la cueva la encontró abierta y los niños Wabanaki habían desaparecido.
Los buscó por todas partes y los encontró en las profundidades del bosque.
Corrió enfurecido hacia allí y comenzó a soplar con violencia pero los árboles eran tan fuertes que resistían su envite.
Comprendió Viento-Lobo que por mucho que soplara le sería imposible derribar a tan formidables seres como aquellos gruesos árboles.
Ideó entonces la artimaña de subir hasta la copa de los árboles para desde allí hacerse con los niños Wabanaki.
Sopló nuevamente con todas sus fuerzas pero esta vez las hojas de los árboles formaron entre todas un escudo protector y ni un poquito tan siquiera de aquella furia de Viento-Lobo lograba llegar a los niños.
Viento-Lobo se enojó como nunca, su odio se incrementó de tal forma que corrió en busca de ayuda y llamó a Escarcha para que con su frío congelante le auxiliara en su afán de apoderarse de los niños Wabanaki.
Vino Viento-Lobo con Escarcha y entre los dos comenzaron su ataque.
Viento-Lobo soplando con furia y Escarcha con su poder congelante.
Primero arremetieron contra los troncos de los enormes árboles, pero los Abetos, los Arces y todos los grandes árboles del bosque se rieron de Viento-Lobo y Escarcha.
Ja, ja, ja, dijeron los árboles, no podéis con nosotros, vuestra furia nos hace cosquillas.
Viento-lobo y Escarcha subieron entonces a las copas de los grandes árboles y comenzaron su ataque, las hojas volvieron a formar un escudo protector, pero no pudieron resistir la fuerza que Viento-Lobo con su soplido y Escarcha con su frío les propinaban.
Las hojas mucho más débiles que los troncos y ramas de los grandes árboles del bosque fueron cayendo una a una al suelo del bosque muertas de aquellos feroces enemigos.
Pero ni con esas Viento-Lobo y Escarcha pudieron apoderarse de los niños Wabanaki, pues aunque las hojas de los grandes árboles ya no estaban con su escudo protector las gruesas ramas impedían que se apoderaran de los niños que se habían refugiado aferrándose a los troncos de sus amigos los grandes árboles.
Se marcharon Viento-Lobo y Escarcha enojados hacia el norte que es donde vivían.
Los niños quedaron desconsolados al ver a sus protectoras, las hojas de los grandes árboles todas esparcidas por el suelo del bosque.
En eso llegó el día en que Glooskap visitaba con su trineo tirado por perros a los Wabanaki.
Vino pues Glooskap y esperó a que los niños Wabanaki se arremolinaran a su lado para darle sus peticiones como todos los años hacían.
Los niños Wabanaki solo pidieron una cosa, que le regresara la vida a todas aquellas hojas que los malvados Viento-Lobo y Escarcha habían matado con su furia, las hojas habían muerto por defenderlos del ataque de Viento-Lobo y Escarcha, Glooskap era muy poderoso, mucho más que aquellos enemigos del pueblo Wabanaki.
Glooskap miró a los niños y les dijo: no puedo regresar la vida a las hojas de los grandes árboles, pero puedo hacer otra cosa.
Tomó su varita y la agitó en el aire y de cada hoja brotó un pájaro, cada uno del color de la hoja caída.
En ese momento nacieron las aves que viven en los bosques y con sus trinos y gorjeos comenzaron a alegrar la vida en el bosque, hasta ese momento no había pájaros en los bosques.
Los niños Wabanaki rieron contentos, los pájaron dieron vida con sus cantos al silencio que hasta el momento había reinado en los bosques.
Entonces Glooskap habló: cada año los grandes árboles verán brotar sus hojas nuevamente pero antes de que regrese Viento-Lobo y Escarcha con su frío helador, las hojas moriran para renacer a la primavera siguiente y los pájaros que nacieron de su valor por enfrentarse a Viento-Lobo y Escarcha también se marcharán a la tierra del sur donde vive la primavera y regresarán año trás año para hacer sus nidos en los grandes árboles que los cobijarán y aceptarán en sus ramas.
Los niños Wabanaki cantaron felices del regalo que ese día hizo Glooskap al pueblo Wabanaki para que perdurara por siempre.
Desde entonces Viento-Lobo sopla con furia como siempe lo hace y Escarcha regresa cada año con su frío congelante y ambos encuentran que las hojas a las que una vez vencieron vuelven a estar en la copa de los árboles y todos los años recondándose de la tremenda batalla sucedida mucho tiempo atrás vuelven a ejercer su furia contra ellas.
Todos los años uno después de otro Viento-Lobo y Escarcha hacen su lucha, logran vencer a las hojas que vuelven a brotar en cuanto llega la primavera, pero no han podido vencer a los gigantes grandes árboles del bosque que se siguen riendo pues la furia de Viento-Lobo y el frío de Escarcha les sigue haciendo cosquillas.
Si algún día visitáis un bosque de Canada recordaros de ésta historia del pueblo Wabanaki, y al ver a los grandes árboles del bosque sabed que Glooskap fue quien hizo que sus hojas nacieran una y otra vez en sus ramas, y si escucháis con atención el trino de los pájaros del bosque no os olvidéis que fue Glooskap quien en su generosidad les regalo esas melodías al pueblo Wabanaki y desde entonces los bosques están llenos de trinos, gorjeos y cantos de aves de todos los colores.
Versión Audio
Versión vídeo
Comentarios
Publicar un comentario