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El pájaro de fuego (cuento)








En un hermoso palacio por tierras de Rusia vivía un zar con sus tres hijos, Pior, Vasili e Iván.

El zar era amante de las cosas hermosas, y tenía como su mayor posesión y la más querida de todas un árbol en los jardines de palacio que prodigiosamente daba frutos de oro.

Todas las mañanas el zar bajaba al jardín y se pasaba largo rato contemplando el árbol.

Y todas las mañanas contaba la cantidad de frutos que había, uno, dos, tres...

Un buen día empezó a notar que faltaban  frutas, extrañado volvió a contar y sí, efectivamente alguien había tomado una de las frutas que el maravilloso árbol ofrecía.

Al día siguiente fue a contar y nuevamente faltaba un fruto, al otro día volvió a suceder lo mismo.

Preocupado indagó entre sus criados y soldados a ver qué estaba pasando, pero nadie supo responder de tal delito, nadie había oído nada, nadie había visto nada.

Esa noche puso a sus guardias a vigilar los jardines, pero tampoco vieron nada y sin embargo a la mañana faltaba otro fruto del árbol.

Muy preocupado pensando que si seguian desapareciendo frutas el árbol podría secarse y morir, cayó en una gran depresión.

Sus hijos tristes al ver la situación, decidieron turnarse para ellos mismos vigilar los jardines y sorprender al intruso.

El primero fue Pior que presumido dijo:  - pillaré al intruso en un pis pas - pero lo que hizo en cuanto lo dejaron sus hermanos fue quedarse dormido con la boca abierta y se tragó una mosca.

El segundo fue Vasili que insistió en que prepararan las mazmorras y las dejaran abiertas para él mismo meter al intruso en cuanto lo atrapara, pero también se quedó dormido de tal manera que sus ronquidos despertaron a todo el palacio.

El tercero fue Iván que sin tanto aspaviento y sin tanta alaraca se quedó vigilando el árbol de frutos de oro durante toda la noche.

Muy de madrugada, cuando estaba a punto de despuntar el alba Iván oyó un ruido y levantando la vista vió a un hermoso pájaro de plumas de fuego posado en el árbol  comiéndose uno de sus frutos.

Iván se lanzó sobre el pájaro y lo tomó por la cola, el ave se zarandeó y se sacudió levantando el vuelo y derribando a Iván al suelo.

Iván lo vió alejarse en el cielo al tiempo que el sol comenzaba a asomarse en el horizonte.

Al ver su mano comprobó que una de las plumas del pájaro había quedado atrapada por Iván.

Presentándose delante del zar le explicó lo que acababa de suceder.

El zar enfurecido mandó a Pior como hijo mayor que era en busca del pájaro de fuego y éste partió en su caballo.

Llegando a un cruce escuchó ruido en una taberna cercana pensó que sería un buen lugar para obtener información así que entrando en ella se puso a charlar con los amigotes que hizo al momento y allá se quedó cantando y bebiendo.

Al pasar los días el zar envió entonces a Vasili en busca del pájaro de fuego y de su hermano Pior.

Vasili llegó al mismo cruce y al escuchar las risas y voces en la taberna reconoció al momento la voz de Pior y entró dando un gran portazo.

Y  en vez de regañar a Pior y traerlo a palacio, se puso a beber con los amigotes que había hecho en la taberna y allí se quedaron ambos.

El zar prepocupado por la desaparición de sus dos hijos envió a Iván entonces y le pidió que tuviera mucho cuidado, ya no le importaba tanto que trajera el pájaro de fuego sino mas bien que encontrara a sus hermanos y los trajera a su lado.

Partió Ivan y al llegar al cruce y oir el escándalo en la taberna enseguida supo lo que había ocurrido, se asomó y allí estaban cantando (fatal) sus dos hermanos.

Sentóse Iván en una enorme roca que había en el cruce pensando si ir en busca del pájaro de fuego o entrar y llevar a sus hermanos a casa.

En eso apareció un enorme lobo que le dijo:
Se lo que estas pensando Iván, pero si entras te quedarás atrapado en la falsedad en que viven tus hermanos, si montas en mi lomo te llevaré a la tierra en que habita el pájaro de fuego que estás buscando.

Iván se sorprendió de todo lo que el hermano lobo sabía, razonó un momento, pensó sensatamente que conociendo a sus hermanos, lo parranderos que eran, seguro que no se moverían de la taberna hasta que hubieran acabado con toda la cerveza, montó en lomos del lobo y como una centella el lobo atravesó tierras, páramos, montañas y valles hasta que llegó a las cercanías de un palacio.

 

 


 



En una jaula desvencijada - le dijo el lobo - encontrarás al pájaro de fuego, al lado hay también una jaula de oro no se te ocurra tocar esa jaula, aquí te estaré esperando.

Iván entró sigiloso y al llegar junto al pájaro de fuego efectivamente lo vió encerrado en una jaula vieja y maltrecha pero justo al lado estaba la jaula de oro e Iván pensó - es injusto que tan hermoso pájaro este encerrado en semejante jaula - así que tomando al pájaro lo cambió de jaula y al momento estuvo rodeado por guardias que lo llevaron ante el rey.

El rey de aquel país lo miró enfurecido. - Así que vienes a robarme? quién eres? eres ladrón con ropajes de noble?

- No soy un ladrón - contestó Iván - has de saber que tu pájaro vuela todas las noches a los jardines de mi padre y allí come frutos de un árbol muy querido por mi padre el zar.

El rey se lo quedó mirando largo rato pensando en lo que había dicho Iván.

Hagamos un trato - le dijo - te obsequiaré el pájaro y la jaula de oro si a cambio me haces un encargo de algo que deseo desde hace mucho tiempo.

-Qué es lo que deseas? Iván te lo conseguirá y así llevaré el pájaro de fuego a mi padre.

En un país muy lejano hay un caballo con las crines doradas que es el más veloz de todos en el mundo entero, si me lo traes obtendrás lo que has venido a buscar.

- Así lo haré - respondió Iván  - saliendo del palacio contó al lobo todo cuanto le había ocurrido.

- Pero te has vuelto loco? el rey que tiene ese caballo encerrado es de los peores que hay sobre la tierra, se cuenta de él que es avaricioso, cruel y lleno de odio.

Iván no sabía que responder.

El lobo al verlo abatido le dijo - monta en mi lomo que te llevaré al palacio que quieres visitar y allí en sus cuadras esta encerrado el caballo.

Nuevamente viajaron como si los transportara el propio viento y en un tris se plantaron a las afueras de las cuadras donde estaba encerrado el potro de crines doradas.

- Escuchame bien Iván - le habló el lobo - entra en la cuadra y saca al caballo, pero ni se te ocurra ponerle la montura.

Ivan asintió con la cabeza, entró en las cuadras, vio al caballo, pero al ver semejante hermosura de animal con aquellas crines tan relucientes y ver a su lado una montura repleta de hilos de plata y hermosas piedras resplandecientes pensó que sería un crimen terrible montar aquella hermosa criatura sin esa silla de montar tan maravillosa así que desoyendo los consejos del lobo (otra vez) puso la montura sobre el lomo del caballo y al instante como si fuera un acto de mágia se vió rodeado de soldados fuertemente armados que lo llevaron ante la presencia del monarca de aquel reino.

Realmente el aspecto que tenía el rey era espeluznante, asustaba sólo con verlo y su voz sonaba fuerte y dictatorial, todos en palacio tenían rostro asustado y temeroso.

Ivan lo miró temiendo esta vez por su vida.

-Quién eres? cómo te atreves a querer robarme mi preciado tesoro? pagarás con tu vida por semejante afrenta.

La voz retumbó en la sala de palacio y los súbditos de aquel terrible monarca bajaron la cabeza mientras temblaban de miedo.

Ivan pensó con celeridad y poniéndose delante le dijo - Dime lo que deseas que haga y lo haré para ti, soy hijo de un zar, se luchar, soy valiente y te serviré en lo que me digas.

El rey entrecerró la mirada y sobándose la barba escrutó a aquel joven que ciertamente mostraba mucho valor al hablarle.

Me serás util, sí, - le dijo silbando las palabras.

Mandó encerrar a Iván en un calabozo frío y tenebroso mientras pensaba qué misión le encomendaba.

El rey mandó traer a Iván ante su presencia y mirándolo con malicia le dijo:

Tengo una misión para ti, has dicho que eres valiente, y sabes manejar la espada.

Ivan asintió.

Hay un rey en un país cercano que es un tirano, tiene secuestrada a una princesa a la que prometí rescatar pero mi reuma me ha impedido llevar a cabo dicha misión, serías capaz de hacer esto por mi?

Ivan receló de las palabras que le decía su captor.  Esa dama esta prisionera?

La tiene, encerrada en una torre rodeada de mil guardias, solo le permite pasear por los jardines una vez al día.

Lo haré - respondió Ivan - rescataré a la princesa y te la traeré.

El rey sonrió con malicia y mandó a sus soldados que le dieran un caballo, espada, escudo y salió a despedirlo pañuelo en mano, deseándole mucho éxito en la misión encomendada.

Ivan se reunió con el lobo que pacientemente lo esperaba en el bosque, le contó lo que había ocurrido y la misión encargada.

Conozco a esa princesa - le dijo el lobo - se llama Elena, ciertamente está cautiva en el palacio, la quieren casar con el anciano monarca, pero ella astutamente ha dado largas a la boda fingiendo espasmos, dolores y causas varias.

Entonces hemos de rescatarla - dijo Ivan emocionado -

 

 

 


 



No - contestó el lobo - ésta vez seré yo quien traiga a la princesa Elena para que puedas cambiarla por el caballo.

Iván consciente de que todos los consejos que tan buen amigo le había dado hasta el momento habían sido desoidos accedió.

Fue el lobo hasta los jardines del palacio y esperó largo rato  hasta que Elena bajó a su paseo diario cuando quedó sola, de un salto la atrapó y salió como un rayo en busca de Ivan.

Cuando llegó a su encuentro lo instó a que subiera también a su lomo pues los estaban persiguiendo y como centellas desaparecieron de aquellas tierras.

Mientras el lobo corría por los campos Ivan y Elena se estuvieron mirando y mirando y comenzaron a enamorarse.

Cuando por fin se sintieron seguros el lobo amainó su velocidad y en un bosque frondoso se pararon a descansar.

Ivan y Elena continuaban mirándose, sonriéndose y rozándose timidamente.

- Vamos - le dijo el lobo - tóma a la princesa y entrégasela al Rey para que te de el caballo.

Ivan abrió los ojos sorprendido y Elena se asustó ante semejante petición.

- Cómo puedo entegar a Elena querido amigo si no podría vivir sin ella - le dijo Ivan -

- Me habéis rescatado de un matrimonio obligado para cederme a otro rey déspota? - dijo triste Elena.

El lobo los miró a ambos que se estaban contemplando embobados.

Esta bien - les dijo - me transformaré yo en Elena y me llevarás a presencia del rey, tomarás el caballo de crines de oro y me esperaréis ambos aquí mismo hasta que vuelva.

Haciendo una voltereta en el aire el lobo se transformó en la bella Elena de tal forma que resultaba imposible distinguir una de otra.

Ivan se presentó frente al rey con la falsa Elena que fingía humildad y acatamiento ante su destino.

El malvado rey sonrió y dio órdenes a sus vasallos para que entregaran el caballo a Ivan mientras preparaban los esponsales a toda prisa.

Ivan tomó el caballo y se alejó al encuentro con la princesa que lo esperaba ansiosa en el bosque.

Mientras tanto en palacio se celebraba la boda por todo lo alto, comida, bailes y diversiones varias se prepararon en un santiamén para complacer al malvado monarca.

La falsa Elena callaba, sonreía disimuladamente y fingía sumisión absoluta.

 


 



Cuando llegó el momento de irse a la cama, el rey estaba emocionado y la falsa Elena siguió representando su papel de recato, se acostó al lado del monarca y justo cuando el malvado se preparó para darle el primer beso el lobo demostró su verdadera imagen y el rey del susto se cayó de la cama dándose un gran golpe en el trasero.

Aprovechando el pasmo del rey el lobo salió de un salto por la ventana y escapó  sin darle oportunidad de reacción, perdiéndose en la negrura de la noche.

Se reunió en el bosque con Ivan y Elena a los que encontró acaramelados y con las típicas carantoñas propias de enamorados.

Empezaron el camino para entregar el caballo al monarca y cuando llegaron a los bosques cercanos al palacio Iván sintió pena por deshacerse de tan bello ejemplar, entonces el lobo le dijo: - me transformaré yo en el caballo, déjame a mi en manos del monarca y tú espérame con Elena

Así lo hicieron, el lobo hizo una voltereta y se transformó en el corcél blanco y como antes era imposible distinguir uno de otro, se fueron al palacio e Iván hizo el cambio oportuno, dejó el caballo con crines doradas y se llevó la jaula y el pájaro de fuego.

Se reunió con Elena en el bosque y allí esperaron a su amigo el lobo.

En el palacio enseguida organizaron una partida de caza, el monarca se puso sus mejores galas y montando en el brioso corcél comenzaron la persecución del venado.

Pasados unos momentos el lobo convertido en caballo galopó de tal manera que en un instante dejó atrás a todos.

El monarca trataba de frenar el galope y llegando a un cenagal el lobo aun trasnformado en caballo se paró en seco y el jinete salió por los aires cayendo de bruces en el barro.

Sin darle tiempo a reaccionar el lobo salió disparado y se perdió para siempre de aquel reino.

Se reunió con Ivan y Elena y emprendieron el regreso.

Se pararon a descansar de tanto trajín y el lobo entonces se despidió de ambos.

Ya estamos cerca del palacio del zar es hora de despedirme, dijo.

Iván sintió un apretón en el corazón al despedirse de un amigo tan fiel como el lobo, lo abrazó muy fuerte.

No temas - le dijo el lobo - siempre estaré a tu lado cuando me necesites.

 


 



Iván y Elena se fueron y cuando ya les faltaba poco para llegar al palacio del zar se sentaron a comer.

Mientras dormían una siesta uno al lado del otro aparecieron sus hermanos que cansados de haraganear en la taberna habían decicido regresar a casa de su padre el zar al que le contarían cualquier barrabasada cuando los viera aparecer con las manos vacías.

Quedaron sorprendidos de ver a su hermano con el pájaro de fuego, un caballo blanco con crines doradas y además una hermosa joven allí a su lado.

La avaricia  entró en sus corazones y de un sablazo cortaron el cuello de Iván, despertaron a Elena y amenazándola de muerte se fueron al palacio con aquellos bienes que su hermano había logrado conseguir.

El lobo sabedor de lo ocurrido acudió presto en auxilio de su amigo y al llegar y verlo en el suelo sin vida corrió como él lo hacía y llegando a un enorme árbol en donde se encontraba un cuervo posado en las ramas le habló:

Hermano, tráeme el agua de la vida y de la muerte que sólo tú sabes dónde encontrar.

El cuervo voló y al poco apareció con el agua de la vida y de la muerte en un pequeño cuenco que había hecho con hojas, se lo entregó al lobo y éste corrió hasta donde se encontraba Iván.

Roció el cuerpo con el líquido milagroso e Iván recuperó el aliento, la sangre volvió a correr por sus venas y el color regresó a su cara.

Sorprendido ante lo que le había ocurrido se levantó asustado y el lobo le contó todo lo acaecido.

Muy enojado contra sus hermanos se montó en el lomo de su amigo y le pidió que lo llevara aprisa a casa de su padre el zar.

Los hermanos se habían echado a suertes los premios que Iván había logrado, así que a Pior le tocó Elena y a Vasili el caballo de crines doradas.

En palacio contaron un historia inventada, de luchas por conseguir todos esos premios, de salvación y rescate de la hermosa Elena, y de la triste muerte de Iván en una de las reyertas.

Entregaron al zar la jaula de oro con el pájaro en su interior, y anunciaron el compromiso de Pior con Elena.

Comenzaron inmediatamente los preparativos del matrimonio, Pior con sus ayudantes de cámara se vestía de gala, Elena se ponía el vestido de novia y lloraba a mares pero las damas de honor pensaban que lo hacía por la emoción de la boda, en las cocinas el tranjín no cesaba y los músicos de palacio ensayaban himnos para la ceremonia.

Mientrás tanto el zar lloraba la pérdida de su hijo Iván, ni el pájaro de fuego en la jaula de oro, ni el brioso caballo blanco con crines doradas, ni la boda que su hijo Pior tenía en mente con la princesa Elena alegraban aquella tristeza.

El mismo día de la boda real aunque el palacio estaba engalanado con festones y alfombras hermosas, los guardias lucían sus mejores galas, los criados y sirvientes elegantes como nunca y en las cocinas no había sosiego de preparación  de sopas, platos y postres varios, todo eso no evitaba el sentir general de tristeza y pesar que cubría todo ese esplendor.

Pior bufaba de rabia pues su boda no resultaría alegre por mucho que él lo quisiera, la novia no paraba de llorar, le esquivaba la mirada y lo repudiaba continuamente, sólo las amenazas de Pior eran válidas para poder llevar a cabo tan cruel y malévolo plan.

La música comenzó a sonar en el órgano de la catedral, los coros empezaron a cantar el himno triunfal y Elena comenzó su marcha por el pasillo central hacia lo que se le antojaba un patíbulo y no un altar en el que contraería matrimonio.

Estaban los novios ante el sacerdote cuando Iván apareció en las puertas clamándo parar semejante acto.

Todos quedaron de piedra y asustados al verlo, su padre el zar se levantó y corrió a abrazarlo, Elena también corrió a los brazos de Iván y le contó al zar todo lo ocurrido.

El zar enfurecido mandó apresar a sus otros dos hijos y los encerró en las mazmorras del palacio.

La boda se celebró por todo lo alto pero esta vez los novios Ivan y Elena estaban dichosos.

Vivieron felices y tuvieron varios hijos que correteaban por los jardines del palacio.

El zar seguía contemplando su árbol de frutos dorados, le daba él mismo de comer al pájaro de fuego parte de aquellos frutos, salía en partidas de caza sobre el lomo del caballo de crines doradas y murió muy viejo rodeado de sus nietos.

Los malvados Pior y Vasili pasaron muchos años encerrados en los calabozos por sus fechorías y salieron siendo muy ancianos.

Y ésta es la historia del pájaro de fuego.

Si algún día váis por ese país estad atentos por si os encontráis con el lobo que nunca olvida ayudar a las gentes que como Iván socorren a los necesitados y si montáis en su lomo viajaréis veloces como el propio viento por valles, montañas y estepas de la gran Rusia.






 
 
 
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