La historia de San Jorge es una mezcla de realidad y leyenda.
Jorge vivió en los años posteriores a la muerte de Jesús en la cruz, fue hijo de un oficial del ejército romano, su madre era de fe cristiana y a la muerte del padre lo llevó a su tierra y lo instruyó en la misma fe.
Cuando Jorge alcanzó la edad, se inscribió en el ejército romano al igual que su padre y prosperó en el mismo llegando a ser tribuno que era en aquellos tiempo jefe de un pelotón de soldados.
Llegó incluso a ser guardia personal de emperador Diocleciano.
Como se sabe los romanos vieron en la fe cristiana un gran enemigo a combatir y siendo emperador Diocleciano al que servía Jorge, comenzaron las persecuciones contra las gentes que practicaban la fe cristiana.
Como era su propio emperador el que había proclamado el ataque contra esa fe y siendo Jorge practicante de la misma, cuando le ordenaron ser parte del ejercicio que perseguiría a los cristianos, no tubo mas remedio que confesar que él era cristiano y por supuesto se negaba a perseguir a otros cristianos.
El emperador sabedor de que uno de sus guardias personales se negaba a cumplir las órdenes y además era discipulo de aquel que llamaban Jesús y que tantos pesares estaba causando en el mundo romano, (que así es como ellos lo veían) mandó que torturasen a Jorge para que renegara de la fe cristiana.
Jorge a pesar de la tortura no quiso renunciar a su fe y fue ejecutado delante de todos cortándole la cabeza.
Con el transcurso de los siglos la actitud de Jorge fue proclamada por la iglesia como ejemplar y lo declararon santo en el año 494 por el Papa Gelasio I.
En la iglesia se proclama santo a quienes han demostrado una vida ejemplar para otros practicantes de la fe cristiana.
Hasta aquí vemos la vida de Jorge y de ahora en adelante San Jorge pues ya la iglesia lo considera una persona a quien se puede imitar en su vida.
Pero al principio dijimos que la vida de San Jorge era una mezcla de realidad y leyenda.
San Jorge fue ejecutado en el año 305.
La mayoría de los santos una vez han fallecido terminan su labor y aunque perviven en la mente de los creyentes que les rezan y piden favores, en el caso de San Jorge no ocurre lo mismo y aquí comienza la leyenda de este santo.
San Jorge es famoso en muchos países, ciudades y pueblos.
Su fama es debida a que muchos dicen que San Jorge a lomos de un caballo blanco aparece en diversos lugares para librar a las gentes de asedios, infortunios y calamidades.
Una vez que logra vencer las adversidades que atemorizan a las gentes desaparece tal como aparece, él y su caballo blanco regresan al lugar de donde han venido.
San Jorge es conocido por muchísimos de estos actos, de allí viene su fama.
Una de las leyendas que más fama tiene es en la que San Jorge libra a un pueblo de un dragón.
Si buscáis imágenes de San Jorge lo veréis atacando a lomos de su caballo blanco a un furibundo dragón y una doncella a su lado.
Esta historia que es la que más fama le ha dado es como sigue:
Antiguamente, los pueblos, aldeas y ciudades, tenían fuentes de agua pura, a las que las gentes venían con cántaros para llenarlos y poder llevar agua a sus casas.
Esta ciudad tenía una gran fuente a la que sus habitantes acudían diariamente a por agua para lavar, hacer la comida, beber etc.
Nadie sabe por que, ni como, un buen día apareció un enorme dragón que situándose al pie de la fuente hizo allí su hogar.
Fue lo peor que pudo ocurriles a aquellas pobres gentes, ya que esa era la única fuente de agua potable de que disponían.
El dragón no solo atemorizaba por su tamaño y fiereza, sino que además, impedía que cualquier ciudadano se acercara a la fuente para surtirse de vital líquido.
Los habitantes de aquella ciudad llegaron a un acuerdo con semejante bicho.
Cada día le suministraban animales para que el dragón los comiera y de esa manera les permitía llenar sus cántaros.
En ese acuerdo pasaron varios meses.
Mas con el paso del tiempo los animales se acabaron, pues el dragón era inmenso y comía dos o tres animales por día.
Se terminaron las ovejas, las gallinas, las vacas... todos los animales fueron engullidos por aquel siniestro dragón que había descubierto la manera de vivir sin tener que molestarse en buscar alimento, pues los atemorizados habitantes estaban dispuestos a todo con tal de poder seguir obteniendo el agua que es tan necesaria para la vida.
Cuando por fin se terminaron los animales los temerosos habitantes de aquella ciudad se acercaron al dragón y por piedad pidieron les permitiera surtirse de agua, ya no tenían animales que ofrecerle, se había comido a todos y cada uno de los cerdos, vacas, conejos y hasta caballos, mulas, perros o gatos de aquella pobre ciudad.
El malvado dragón entonces les propuso un terrible pacto.
Ya que no tenían animales que ofrecerle pues que le llevaran cada día a uno de sus habitantes.
Pero, cómo haremos eso? le preguntaron los atónitos ciudadanos.
No me importa, como lo hagáis, contestó el dragón, echarlo a suertes.
Los compungidos hombres y mujeres de aquella ciudad, se reunieron y muy a su pesar comenzaron la macabra lotería.
Cada uno de ellos puso su nombre en un papel y lo metieron en un cesto.
Uno de ellos sacó el primer papel para que todos conocieran el nombre del infortunado ciudadano que pagaría con su vida para que el resto pudieran seguir viviendo.
Salió el nombre de una muchacha.
Sus padres lloraron desconsolados el triste destino, el resto guardó silencio, que horrible desdicha les había tocado sufrir.
La chica sabedora de que con su muerte en las fauces del dragón, lograría mantener a sus vecinos vivos un día mas, accedió a la suerte que le había tocado.
Todos marcharon en una procesión lúgrube hacia la fuente y le presentaron al dragón a la primera víctima humana.
El dragón rio satisfecho.
Cuando todos esperaban el terrible desenlace y el dragón se disponía a engullir a la pobre muchacha, de pronto por el camino, apareció un hombre montado sobre un caballo tan blanco como la nieve y una enorme lanza en su mano.
Todos voltearon a ver aquella aparición.
Has asolado esta ciudad durante meses, pero tus maldades han llegado a su fin, no permitiré que estas buenas personas sacrifiquen a sus hijos por tu apetito voraz.
El dragón lo miró desafiante, quién era aquel intruso que osaba enfrentarse a el?
El jinete no dijo su nombre, miró al dragón y azuzando al caballo comenzó a cabalgar hacia tan formidable enemigo.
El dragón se aprestó también a luchar, se arremolinó y comenzó a escupir fuego.
El valiente defensor hizo girar diestramente a su caballo y esquivó la llamarada.
Las gentes contemplaban sumejante lucha y rezaban por el valiente guerrero que acudía en su auxilio.
La muchacha estaba indefensa entre el dragón y el jinete.
El caballero hizo una gran vuelta y se dirigió con la lanza en forma de ataque y le asestó al dragón un estoque que lo hirió en el costado.
El malvado dragón herido, gimió de dolor y volvió a escupir fuego pero San Jorge ya se había alejado y las llamas ni le rozaron un poquito.
Herido como estaba el dragón bajó la cabeza para engullir a la pobre chica que asustada se había apartado hacia un lado.
En ese descuido San Jorge aprovechó y le terminó de dar el toque final a tan infame criatura.
Del cuerpo del dragón brotó una inmensa cantidad de sangre que se juntó en un enorme charco del que milagrosamente brotó al momento un rosal.
San Jorge tomó una de aquellas rosas y se la ofreció a la muchacha.
La ciudad entera estalló en vivas y rezos, cantos y alabanzas por haberse librado de aquel ser que tanto daño les había causado.
El jinete así como apareció desapareció sin esperar agradecimientos ni recompensa de ningún tipo.
Nuevamente San Jorge a lomos de su caballo blanco había venido en auxilio de los necesitados.
Aquí termina una de las muchas historias, cuentos y leyendas sobre San Jorge.
La del dragón es la más famosa de todas, pero no la única.
Sobre la anécdota del rosal y la rosa ofrecida por San Jorge a la joven rescatada hay una hermosa tradición en Cataluña, España.
El día 23 de abril es el día internacional del libro, pues tres grandes escritores Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega murieron ese mismo día en años diferentes.
Es costumbre en muchos países regalar libros ese día y fomentar la lectura mediante cuenta cuentos, o lecturas por ejemplo del Quijote por varias personas.
En Cataluña además también se celebra el día del libro como día de San Jorge, San Jordi (en catalán) y hay una costumbre muy bonita que consiste en regalar un libro y una rosa.
Y hasta aquí la historia de San Jorge, si algún día visitáis Barcelona y por casualidad resulta que es el 23 de abril os sorprenderá ver sus calles llenas de puestos con libros, autores firmando y al mismo momento que te llevas tu libro firmado o sin firmar simplemente porque quieres leerlo te llevas además del libro una bonita y fragante rosa.
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