En la lejana Rusia, tierra de bosques, osos y enormes praderas vivía el príncipe Iván, valeroso y aguerrido cazador que gustaba de salir solo en busca de aventuras.
En ocasiones se alejaba mucho de palacio y pasaba semanas recorriendo campos, villas, montañas y valles de Rusia.
En una de esas aventuras se adentró sin él saberlo en los dominios de un malvado hechicero llamado Kastchei.
El brujo poseía el don de la vida eterna pues había hecho un conjuro y mantenía su corazón dentro de un huevo en las profundidades de su fortaleza que estaba custodiada por monstruos horribles.
Todo el que se adentraba en los dominios de Kastchei quedaba una vez descubierto por el mago o por alguno de sus monstruos, quedaba convertido en estatua de piedra que adornaba después los jardines que rodeaban el castillo de Kastchei.
El malvado Kastchei después de convertir a los incautos en estatuas de piedra raptaba a sus hijas y las mantenía cautivas en sus dominios como trofeos de sus maldades, eso si, no podían huir del recinto de los jardines pues los monstruos que estaban a las órdenes del mago las volvían a traer y si perseveraban en su idea de escapar eran convertidas también en estatuas de piedra.
Iván ignorante de todos estos aconteceres se adentró sin saberlo en los dominios de Kastchei y al poco descubrió un hermosísimo pájaro de un intenso color dorado posado en un árbol.
En cuanto Iván lo vio se apresuró a buscar su arco y sus flechas para darle caza a semejante maravilla.
Lo que Iván no sabía era que en verdad el pájaro era una mujer convertida en ave por el mago.
La maravillosa ave al escuchar ruido atrás suyo alzó el vuelo rápidamente e Iván salió en su persecución.
Cada vez se adentraban mas y mas en los dominios de Kaschei.
Por fin, el pájaro cansado, se posó en el suelo pensando que el cazador había quedado muy atrás y podría recuperar fuerzas, pero, no sabía que Iván era un experto cazador y estaba acostumbrado a correr destrás de sus presas.
En un instante Iván se plantó al lado del pájaro y con su arco le apuntó al corazón.
- No - dijo el pájaro - por favor, ten piedad, no me mates.
Iván, retrocedió boquiabierto. - Puedes hablar - dijo Iván - qué magia es esta?
- Has de saber - comenzó a hablar el pájaro - que te has adentrado en los dominios de un terrible mago y todo aquel que se atreve a entrar en su territorio el mago lo convierte en estatua de piedra, huye antes de que se entere Kastchei que estas aquí.
Iván sonrió ante semejante petición, era un valiente guerrero y un maestro del arco y la flecha, no le tenía miedo a ningún mago por muy hechicero poderoso que pudiera ser.
- Vete si quieres - le dijo Ivan al pájaro dorado - y avisa al brujo que Iván se ha adentrado en sus terrenos y que a él me enfrentaré y le ganaré.
- No sabes lo que dices - le respondió el pájaro - Kastchei es muy poderoso, tiene un gran ejército de seres monstruosos que lo ayudan.
- El pájaro tomó una de sus plumas doradas y que reflejaban la luz del sol como si fueran de fuego y se la dio a Iván- Huye de estas tierras, escapa antes de que Kastchei tenga conocimiento de tu presencia - le dijo - y si necesitas ayuda sacude esta pluma y vendré en tu auxilio.
Iván vio como el pájaro alzaba el vuelo y al verlo con el sol reflejado en su plumaje pensó que realmente era un pájaro de fuego.
Haciendo caso del sabio consejo que había recibido se decidió a salir de aquellas tierras, pero a lo lejos oyó unas risas y chapoteo de agua, sigilosamente se acercó y vio a un grupo de muchachas que jugaban en el río, una de ellas llamó la atención de Iván y al momento quedó prendado de esta muchacha.
Las jóvenes al verse descubiertas salieron huyendo hacia el castillo de Kastchei ya que entre las múltiples condiciones que tenían en su cautiverio una de ellas era no hablar con ningún desconocido.
Ivan las siguió para descubrir el nombre de su amada y olvidando el consejo del pájaro de fuego se adentra todavía más en las tierras del mago.
Al oír el escándalo los monstruos que guardaban los dominios de Kastchei vinieron a ver que estaba pasando y descubren a Ivan.
Lo rodearon e Ivan presto a la lucha enseguida sacó su arco y sus flechas dispuesto a defenderse, aunque eran muchos no se dejaría capturar por tan horribles seres.
Los monstruos aullaron terriblemente y al momento apareció Kastchei con un rostro iracundo, dispuesto a convertir al intruso en una estatua que adornara sus jardines.
Ivan viéndose superado por tantos seres malignos se recordó del consejo del pájaro de fuego y sacando la pluma dorada la agitó en el aire, en un santiamén se empezó a oir un canto tan, tan melodioso y dulce que los monstruos y hasta el propio Kastchei cesaron en su fiereza y comenzaron a danzar poseídos por aquella mágica melodía.
Bailaron un rato y uno a uno cayeron presos de un sueño profundo.
Las muchachas a las que Ivan perseguía vinieron en su ayuda y le instaron a abandonar las tierras de Kastchei ahora que con la ayuda del pájaro de fuego estaba dormido.
No, - se negó el príncipe - no os dejaré aquí abandonadas huyamos todos, alejémonos de estas tierras malditas por el terrible mago y volvamos a nuestros hogares.
No podemos - le dijeron las cautivas - Kaschei nos tiene prisioneras, si escapamos nos convierte en estatuas.
Pues matemos al mago y a sus horribles monstruos - propuso Ivan - aprovechemos que están dormidos -
No se puede - le dijeron - Kastchei es inmortal, no puedes matarlo, tiene su corazón guardado en un huevo y si no se destruye nada puede herirlo.
Yo sí se donde lo esconde - comentó el pájaro de fuego - está dentro de un huevo de cristal en las profundidades de su fortaleza.
Llévame allá - dijo Iván - destruiré el huevo y os liberaré a todas de vuestro cautiverio.
El pájaro llevó al príncipe a la fortaleza del mago y lo condujo a lo mas profundo de los sótanos, allí en medio de un lago asqueroso estaba el huevo con el corazón de Kastchei.
Mientras tanto el hechicero y sus monstruos se despertaron del sueño que les había producido el pájaro de fuego, Kastchei temeroso de lo que pudiera pasar corrió como un rayo hacia las mazmorras del palacio seguido por el ejercito de monstruos.
Lleno de ira y dispuesto a destruir al príncipe Iván lo encontró con el huevo en sus manos.
Kastchei presa de una terrible rabia lo miró con los ojos enfurecidos y dispuesto a todo se arrojó contra Iván lanzándole el conjuro para convertirlo en estatua de piedra.
Iván valeroso como era no tuvo miedo del mago y su hechizo y arrojando el huevo con todas sus fuerzas lo estrelló contra el suelo rompiéndolo en mil pedazos.
El malvado mago chilló agonizante al ver su huevo destrozado en el suelo y en un terrible alarido desapareció con todos los monstruos que había creado.
El palacio entero empezó a crujir y sus muros se comenzaron a resquebrajar.
Iván salió presuroso del palacio esquivando piedras, cuando por fin salió a la luz del día vio como todo cuando había hecho el malvado Kastchei se desmoronaba, el palacio, los jardines, las fuentes, todo desaparecía.
Las estatuas volvían a ser personas de carne y hueso, las muchachas cautivas abrazaban a sus padres y hermanos y llenos de alegría regresaban a su hogares.
Ivan se reunió con su amada y regresaron al castillo en sus dominios, allí se casaron y vivieron felices.
En cuanto al pájaro de fuego quedó custodiando lo que habían sido los dominios de Kastchei, en su maldad el mago le había impedido regresar a su apariencia original.
Ahora es quien cuenta la historia de como Iván había logrado vencer al terrible mago Kastchei que mantuvo el terror por mucho tiempo en aquellos dominios.
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