El cuento del rey Midas viene de la mitología griega.
En griego Mythos es cuento o relato.
Un mito es un cuento fantástico y su protagonista es un ser fabuloso que puede haber existido o no, y que explica acontecimientos que han ocurrido o da explicación a fenomenos naturales.
Por ejemplo; cómo surgen los rayos? el mito dice que es Zeus quien los lanza sobre la tierra.
En el caso del rey Midas es un mito sobre un rey que en verdad vivió hace mucho tiempo, gobernaba un reino llamado Frigia y Midas se hizo famoso por que le gustaban mucho las riquezas, era muy valeroso, luchaba y conquistaba tierras.
Atesoraba en su palacio inmensas riquezas y comerciaba con otros pueblos con lo que cada vez se volvía mas rico, pero, ya se sabe que a veces el que mas tiene mas quiere y Midas era así, tenía mucho pero siempre ambicionaba tener más y más y más.
La historia de Midas y su ambición por las riquezas es como sigue:
Un buen día paseando por sus dominios Midas se encontró con Sileno que literalmente dormía la mona, al verlo en ese estado lo acogió en su palacio y mandó que lo cuidaran hasta que estuviera recuperado.
Sileno era el padre de Dioniso que entre los mitos griegos era el dios del vino.
Los griegos tenían muchos dioses y a través de estos dioses explicaban todo acontecer de la vida, había un dios del trueno, un dios de los vientos, una diosa de las cosechas y así con todo, pues Dioniso era el dios del vino.
Cuando Sileno se recuperó y contó a su hijo Dioniso lo bien que se había portado con él Midas, Dioniso fue a su encuentro y en un gesto de agradecimiento le concedió un deseo, el que quisiera.
Midas, se emoció y comenzó a pensar, qué podría pedir como deseo a un dios?
Fuerza?
Valor?
Años de vida?
Salud?
Estuvo cabilando un buen rato y al final le pidió el toque de oro.
Que qué es eso?
Pues que pudiera tener el poder de que todo cuanto tocara se convirtiera en oro, de esta manera su riquera sería la mas grande de todos los reyes de la tierra, pues aunque gastara y gastara podría convertir todo cuanto tocara en oro y así sería inmensamente rico por siempre mientras viviera.
Estas seguro? - le pregunto Dioniso.
Sí - respondió muy seguro Midas.
Dioniso lo tocó y al momento Midas obtuvo su deseo.
Para hacer la prueba lo primero que hizo Midas fue tocar un piedra que estaba allí mismo y al instante la piedra se convirtió en oro.
Sonriente y satisfecho Midas agradeció a Dioniso el favor concedido y cargando su piedra ahora covertida en oro puro se fue sonriente al cuarto donde guardaba sus tesoros.
En ese cuarto había infinidad de tesoros, bandejas, joyas, coronas, collares, jarras y muchas monedas que estas ya eran de oro.
Mas contento que unas pascuas agarró las monedas y las amontonó unas sobre otras formando torres, luego tiraba las torres de sus monedas de oro y volvía a levantar otras torres.
Estuvo jugando de esta manera un buen rato y levantándose comenzó a tocar todo lo que le reodeaba y que no era de oro, la pared, el suelo, sus sandalias, una de las lámparas de aceite que iluminaban el cuarto y claro en cuanto tocaba cualquier cosa como tenía el don del toque de oro enseguida se convertia en oro puro y brillante.
El suelo que era de mármol quedó convertido en oro puro, la pared se convirtió enseguida en lisa y brillante pared de oro, Midas contentísimo se reflejó en la pared de oro y se puso a bailar, en cuanto tocó la lámpara de aceite enseguida se convirtió en oro y la llama dejó de iluminar pues la llama ya no era de fuego sino de oro.
Estuvo en la habitación cantando y bailando un buen rato hasta que le entró hambre, tanta alegría e ilusión le habían abierto el apetito.
Salió a la puerta del cuarto y pidió a sus guardias que avisaran a los criados para que le trajeran comida y bebida.
Sentado en un pequeño trono que tenía en la habitación espero y al poco apareció un criado con una bandeja con frutas y vino.
Midas al momento de tocar la bandeja para ponerla en su regazo ésta se convirtió en oro, el criado se asombró ante semejante maravilla, Midas al ver la cara de tonto que se le había puesto al criado rio a carcajadas.
Ja ja ja, ya verás las maravillas que de ahora en adelante verán tus ojos.
Tomando el rey un racimo de uvas que estaba en la bandeja al momento se conviritó en un racimo esplendoroso de uvas de oro, esta vez fue Midas el que puso cara de asombro y el pobre criado seguia con los ojos abiertos incrédulo de lo que estaba presenciando.
Midas al ver el racimo de uvas doradas sonrió nervioso y tomando luego un pedazo de melón que venía en la bandeja también se convirtió en oro macizo.
Midas empezó a asustarse ante semejante situación, todo lo que tocaba se convertía en oro, el pan, la servilleta, las fresas, el plato con higos, los propios higos... tiró la bandeja al suelo y muerto de miedo se acercó al criado que el pobre estaba realmente paralizado del susto viendo todo lo que estaba observando, no daba crédito a lo que sucedía ante sus ojos.
Quita esa cara de idiota - le chilló Midas y levantándose enfadado lo empujó y al instante el pobre criado quedó convertido en oro macizo.
Noooooo - chilló Midas -
Los soldados que resguardaban el tesoro entraron al momento para ver que estaba pasando.
No - les gritó el rey - no os acerqueis - llamad a mis médicos.
Los soldados enseguida fueron a avisar a los médicos de palacio y estos vinieron corriendo a ver que es lo que estaba ocurriendo.
Encontraron al rey asustado y lloroso en su trono rodeado de todos aquellos tesoros.
Majestad qué os ocurre? - preguntó uno de los médicos - os duele la tripa?
Midas lloraba asustado, ante la pregunta solo negó con la cabeza y señaló al criado que estaba el pobre convertido en estatua de oro puro.
Los médicos atónitos no comprendian bien lo que les quería decir el rey Midas pues solo les señalaba la estatua, pero como nunca antes habían entrado en la sala de los tesoros pues estaba prohibidisimo no sabían a que se refería el rey señalando ahora la bandeja, ahora el plato de higos y luego al criado, en su malestar era incapaz de decir palabra y solo sollozaba y señalaba.
Uno de los médicos se acercó para tomarle el pulso y saber si estaba con palpitaciones o si tal vez tuviera fiebre y estuviera delirando.
En cuanto el médico rozó algo el brazo de Midas al instante quedó allí encorvado convertido en una estatua de oro.
Los otros médicos retrocedieron asustados.
Qué mágia es esta? - preguntó uno de ellos.
Midas les contó su encuentro con Dioniso y el don que le había otorgado por haber cuidado de Sileno.
Entonces, todo cuanto toquéis se convertirá en oro? - preguntó uno de los médicos.
Midas asintió con la cabeza.
Ya sé - dijo otro de los médicos - poneros unos guantes majestad así no tocareis nada con vuestras manos.
Al instante trajeron unos guantes y Midas se los puso.
Tocó un jarrón con unas plantas que estaba en la ventada y al instante el jarron, la tierra, las plantas, incluso una mariposa que revoloteaba por entre las plantas todo quedó convertido en oro.
Midas se desesperó y empezó a tirar todas las cosas por el suelo.
Moriré de hambre - dijo asustado.
Y si os dan de comer? - preguntó otro médico - de esa manera no tocaréis con vuestras manos los alimentos.
Vino otro sirviente con una bandeja y comida y bebida.
Midas se sentó en su trono y el criado tomando con una cuchara un poco de sopa se la acercó a la boca a Midas, pero, en cuanto la cuchara tocó la boca del rey, se convirtió en oro y la sopa que había en ella igual.
El rey comenzó a llorar muy abatido pensando en la desgracia que le había caído por su avaricia y su afán de poseer tesoros y riquezas.
Los médicos lo acompañaron a su cuarto real y pidieron que nadie se le acercara y mucho menos lo tocara.
Midas solo y abandonado en su cuarto no sabía que hacer, la cama se había convertido en oro reluciente, la sabana con la que queria taparse ya no servía para su proposito porque se había convertido en una lamina rígida, eso si, de oro puro, muy bonita y reluciente pero que no le servía para arroparse.
Angustiado, desesperado y con hambre y sed salió a ver si encontraba a Dioniso.
Lo llamó y gritó su nombre por todas partes, pero Dioniso no contestaba.
Pensando que moríria de hambre y solo Midas se sentó al lado del río Páctolo que por allí pasaba.
Dioniso al ver la tristeza de Midas se le acercó y le preguntó:
Y bien? estás contento con tu toque de oro?
Oh, - se sorprendió Midas al ver a Dioniso - no, por favor, hazme normal nuevamente, quítame este don que ambiciosamente te pedí, quiero comer, quiero beber, quiero poder tocar a los que me rodean sin que queden convertidos en estatuas de oro.
Dioniso sintió tristeza por Midas y le dijo:
- Esta bien, bañate en este río que tienes al lado y cuando salgas tu toque de oro habrá desaparecido.
Midas así lo hizo, se bañó durante un buen rato, refregándose bien con el agua del rio y al salir de las aguas tocó unos juncos y... nada!!!, siguieron siendo juncos, luego tocó unas margaritas que se asomaban entre la hierba y... nada!!!, seguían siendo margaritas y olían a margaritas.
Midas rió contento y de camino a su palacio fue tocando todo cuanto se cruzaba en el camino.
Al llegar lo primero que hizo fue buscar al criado que había convertido en estatua de oro, y lo encontró aturdido pero de carne y hueso.
Todo, todo lo que había convertido en oro con su toque mágico volvía a ser como era antes.
Esa noche Midas se dió un banquete del hambre que tenía, y bueno, esta vez los médicos si tuvieron que darle unas infusiones porque con tanta comida le había dado dolor de tripa, pero, que dolor mas agradable pensó Midas.
Y ocurrió que en el rio donde se baño Midas para quitarse el don de oro desde entonces hay destellos dorados y sus aguas arrastran polvo de oro.
Bueno cuidado con lo que se desea, no siempre lo que en un principio parece bueno resulta con el tiempo tan bueno como pensabamos.
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