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La ratita presumida versión 2



 

 
 
Había una vez, una ratita muy coqueta que estaba barriendo la acera de la casita en que vivía.


Lo hacía con mucha alegría y afán.

Mientras barría siempre cantaba: La lara larita barro mi casita, la lara larita queda muy limpita.

En esas vio algo que brillaba mucho y se acercó a ver que era.

Vaya, nada mas y nada menos que se encontró allí en el suelo un centavito.

Menuda alegría le entró a la ratoncita.

Qué maravilla!!! cuánto dinero!!!

Enseguida se puso a pensar en qué podría gastarse ese dinero.

Hum - podría comprarme caramelos - pero, arrugando el hocico se dijo - uy no, que me dolería la barriga.

Hum - podría comprarme unos pasteles - pero, mirándose el vestido dijo - no que podría mancharme con la crema.

Muy indecisa con aquella riqueza inesperada, se peinó, tomó su bolso y se fue al mercado, allí podría elegir bien lo que podría hacer.

Paseó por todos los puestos mirando y remirando, pensando y repensando hasta que así de pronto se vio ante un escaparate de una tienda de retales y telas.
 
 
 

 


Entró y nada mas entrar vio una cinta roja de satén tan lustrosa, tan roja, tan bonita que no tuvo mas nada que pensar.

Se compró un metro de aquella cinta y se fue a casa contenta a mas no poder.

Se hizo dos lacitos uno que se puso en la cabeza  y otro en la puntita del rabo.

Pero qué guapa estaba la ratoncita.

A la mañana siguiente salió a barrer con sus lacitos puestos.

La lara larita, barro mi casita, la lara larita, queda muy limpita.
 
 
 

 


Al verla tan hermosa, se le acercó un gallo y le dijo - ratita, estas muy bonita, te casarías conmigo?

Ella, lo miró y le preguntó - y por las noches que harás?

Kikirikiiiiiiii

Uy! no! que me despertarás.
 
 
 

 


Pasó después un perro, al verla tan guapa le dijo - ratoncita bonita, te casarías conmigo?

Hum, y por las noches que harás?

Guau, Guau, Guau

Ay! no! que me asustarás.
 
 




Al rato pasó un gato y al verla le dijo - ratoncita te veo muy bonita, te casarías conmigo?

Y, y, y por las noches que harás?

Miauuuuu, Miauuuu

Ay! no! qué miedo me da.

Pasó entonces un ratoncito muy asustadizo y con mucho temor se le acercó y le dijo - ra-ra-ratoncita, perdona, estas muy guapa con tus lacitos rojos, te casarías conmigo?

A la ratoncita le gustó que fuera tan educado y respetuoso, y dime- por las noches que harás?

Dormir y callar.
 
 
 

 


La ratita se puso muy contenta, la respuesta le pareció la mas bonita de todas.

Se casaron, y todas las mañanas la ratoncita salía a barrer como siempre con sus lacitos y seguía cantando la lara larita, barro mi casita, la lara larita, queda muy limpita.

El ratoncito salia con ella y le ayudaba a limpiar los cristales, sacudir el felpudo y sacando la basura.

Después salían tomados del brazo a pasear por las calles.

Y colorín colorado este cuento se ha....
 
 
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