Estaba disfrutando de un rico chocolate con churros y se me ocurrió averiguar la historia de tan suculento alimento que da energías y además es riquísimo.
Debe haber muy poca gente a la que no le guste el chocolate.
Lo podemos comer en tableta, con agua, con leche, en polvo, en grano, mezclado con frutas, con cereales, incluso hay comidas que llevan chocolate en su preparación.
El chocolate no es un producto que se conozca desde hace tanto como pudieramos pensar.
Lo conocemos gracias al intercambio de productos que hubo entre América y Europa tras su descubrimiento.
De allí vinieron, la papa, el maiz, el maní y como no! el chocolate! entre otros.
De Europa llevaron a América la mayoría de los cereales y los animales de granja entre otros muchos productos también.
Los primeros europeos en conocer tan delicioso manjar fueron Hernán Cortés y sus acompañantes cuando establecieron contacto con los mexicas.
Cortés fue agasajado con chocolate al ser visto como un invitado de gran honor por los aztecas, el chocolate estaba considerado el alimento de los dioses y solamente podía ser degustado por las altas personalidades aztecas que a su vez recibieron la receta de su preparación de los mayas, que a su vez la recibieron de los toltecas que fue el pueblo al que los dioses le revelaron el secreto del cacao y su gran utilidad como alimento una vez molido.
Los toltecas fueron como se ha dicho el pueblo elegido por los dioses para recibir tan suculento manjar que solamente ellos, los dioses, podían disfrutar y del que guardaban celosamente su preparación.
De entre los dioses toltecas había uno que amaba mas que los otros a los hombres, Quetzalcoalt.
Se preocupaba más que ningún otro en enseñar y cuidar a los toltecas en su avance y progreso.
Quetzalcoalt bajó a la ciudad de los toltecas y se puso a vivir con ellos, enseñándoles a medir los días, los meses, y las diferentes artes como la talla, la escultura y la pintura.
Los otros dioses no se mostraban a los humanos, pero Quetzalcoalt gustaba de compartir con ellos, enseñarles y ayudarles a superarse.
No veían con buenos ojos sus hermanos dioses esta intromisión en la vida de los toltecas, pero callaban.
El amor de Quetzalcoalt por los humanos fue tal que decidió un día bajar desde la morada de los dioses algo secreto, una bebida destinada unicamente para ellos, que les daba vigor, alegría y fortaleza.
Ese alimento lo mantenían los dioses como algo que ningún humano tendría que probar nunca era unicamente para ellos, pero Quetzalcoalt tenía gran afecto por el pueblo tolteca y quiso regalarles esa delicia destinada a los seres de arriba.
Quetzalcoalt pensó que ya que los toltecas habían demostrado ser un pueblo noble y abierto a las enseñanzas que habían recibido desarrolándose y prosperándo ampliamente decidió ofrecerles el cacao como premio a ese esfuerzo que habían demostrado.
Secretamente obtuvo una de las semillas de tan delicioso alimento y la guardó bajo sus ropajes, nadie podía enterarse de lo que tenía pensado hacer, ya que sus hermanos dioses no veían con buenos ojos su conducta para con los humanos.
Un día bajó a la tierra con una semilla de este alimento y enseñó a los hombres como plantarlo, como cuidarlo y como cosecharlo.
Luego enseñó a tostar su fruto el cacao y a molerlo y por fin a prepararlo para ser bebido por sus amigos los humanos.
Desde su morada los dioses empezaron a ver que el pueblo de los toltecas comenzó a tener fuerza, vigor y energías propias de ellos, indagaron bien para saber a que se debía.
En sus averiguaciones descubrieron que Quetzalcoalt les había robado el fruto sagrado y para mas inri se lo había ofrecido a los humanos y además les había enseñado como cultivarlo y como prepararlo.
Llenos de rabia hablaron con Tezcatlipoca dios de las tinieblas y prepararon su venganza contra Quetzalcoalt por su irreverencia y delito.
Tezcatlipoca bajó a la tierra y se disfrazó para no ser reconocido.
Fingiendo ser un mercader se acercó a palacio y ofreció una bebida espirituosa para ser feliz, olvidar las penas y sufrimientos.
Quetzalcoalt había tenido un sueño en el que veía a sus hermanos dioses preparar una venganza por haber dado a conocer a los hombres su fruto sagrado y angustiado por ello se volvió huraño y desconfiado de todo y de todos pues no sabía por donde podía llegar esa venganza, sin embargo no supo ver en aquel mercader que ofrecía tan suculenta herramienta para disipar penas y pesares alguien que pudiera traer la venganza con la que había soñado.
El mercader preparó la bebida y se la ofreció a Quetzalcoalt el cual la bebió y realmente era sabrosa, con un sorbo alegraba el ánimo y disipaba la mente, así que pensó que si un poco lograba tan buen resultado unos buenos tragos de aquella suculenta bebida bien merecían la pena para su angustia y procupación.
Quetzalcoalt bebió tanto que se emborrachó y se puso a bailar y a hacer verdaderas tonterías delante de todos los presentes, decía incoherencias, se quitaba la ropa, empujaba a unos, bailaba desordenadamente, reía sin sentido, en fin, hizo el ridículo en su mas amplia expresión.
Como buen borrachín, después de hacer tonterías varias quedó espatarrado en el suelo y allí donde cayó se quedó profundamente dormido.
Tezcatlipoca al ver que su plan había dado resultado, entre la confusión, risas y chanzas de todos los presentes aprovechó un descuido y se regresó a la morada de los dioses a informar del resultado de su venganza no sin antes secar todas las plantas de cacao que habían prosperado en el fértil suelo.
Los hombres no volverían a disfrutar de la bebida de los dioses.
Al despertar Quetzalcoalt aparte de tener un terrible dolor de cabeza, un hormigueo en el estómago y nauseas contínuas recordó poco a poco todo lo que había hecho la noche anterior.
Sintió una gran vergüenza de su comportamiento, no podía mirar a los hombres directamente a los ojos, ellos lo veían como un ejemplo a quien seguir, habían aprendido de sus actos, habían mejorado con su ejemplo de vida y ahora les había mostrado una imagen suya de la que se arrepentía y sentía un gran pesar en el corazón, a pesar de su empeño, la venganza de sus hermanos dioses había llegado a consumarse.
Mas tristeza sintió cuando le mostraron los campos donde cultivaban el cacao y comprobar que sus hermanos habían secado todas las plantas que habían crecido.
Quetzalcoalt arrepentido por todo lo ocurrido decidió marcharse para siempre, pero antes de partir hizo un último regalo, arrancó todas las plantas secas de cacao, preparó la tierra y derramó gran cantidad de semillas de cacao para que florecieran y de esta manera podemos tener chocolate hoy en día, gracias a la generosidad de Quetzalcoalt.
Cuando Cortés cató por primera vez el chocolate se hizo enterar de todo lo referente a esta maravillosa bebida.
Poco a poco el disfrute del chocolate llegó a Europa y asi como los aztecas lo disfrutaban agregándole al chocolate diferentes sabores, en Europa le fueron agregando también productos, como leche, azucar, frutos secos y de esta manera el chocolate conquistó el mundo entero.
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